martes, 1 de octubre de 2013

Entre Brutos y Vivos.



Quiero compartir con ustedes éste artículo, publicado en El Universal y firmado por @ariadnaclara el 03 de Julio de 2013. Aunque el título a algunos les podría parecer chocante, nada más lejos de la verdad.

Entre brutos y vivos

Los brasileros armados de valor y valores, luchando por sus derechos soñados, hacen que Venezuela parezca más patética y vergonzosa que nunca.

Feliz con ser un pueblo miserable, sin productos básicos que nos hacen humanos, seguimos arrastrando los pies ante la destrucción anunciada de patria, país y pueblo.

Xavier Reyes Matheus en su reciente artículo de La Razón, nos recuerda las teorías de Crane Brinton & Stefan Zweig sobre revoluciones e identidades latinoamericanas. Zweig en su libro sobre Brasil escribió “un país que no acaba de tener una visión de su conjunto…”. Eso era antes. Hoy luchan por un ideal prometido,  juntos e inamovibles.

Pero esto me hizo pensar. ¿Qué hace que en 14 años no hayamos triunfado contra la opresión, no tengamos reconocimiento internacional, no tengamos democracia, y no hayamos perdido los pocos espacios de libertad que nos quedaban?

No tenemos una visión colectiva de lo que queremos ser.

Orgullosos de ser pobres y vivos, se nos hace difícil luchar por la legitimidad de nuestras opiniones y el castigo de la ley.

Los vivos, sin partido ni clase social, acostumbrados a la raqueta, soborno, chanchullo e ilegalidad son felices con la posibilidad de hacer dinero fácil. Su lucha contra el gobierno rojo llega a medias, porque su identidad personal no está libre de las mismas acusaciones que le hace al gobierno.

Los que gritan “con hambre y sin empleo, con chávez me resteo”, traen un triángulo de culpa de todos sus males. La culpa es del otro gobierno, la culpa es de los ricos, la culpa es de los adecos, la culpa es del señor de la esquina. Su lucha llega a medias, porque su identidad viene completamente desprendida de sí mismos. No llevan ni sienten responsabilidad por sus acciones propias lo cual hace imposible el cambio. Sólo los motiva la destrucción del culpable.

Lo que no acabamos de entender es que las grandes guerras se ganan con sueños de libertad. Con una visión de lo que podemos ser “juntos” y lo que debemos ser juntos. Esta visión majestuosa viene con un precio, con sacrificio de nuestras identidades personales en función de una colectiva.

Pero por sobre todo con imaginación y valor.

Sueños grandiosos de Venezuela y disposición a luchar hasta ganar.

Éste artículo, sin duda, expresa muy bien el por qué el país no sale de abajo: No pensamos en el bienestar colectivo, de país, sino en la comodidad personal. Si los venezolanos están orgullosos de ser “vivos”, no se han preguntado para qué les ha servido esa “viveza” ¿será que ahora somos mejores que hace años? ¿La calidad de vida ha aumentado? ¿No has sido tú o cualquier familiar o incluso uno de tus amigos, asaltado para quitarle un teléfono, por ejemplo? ¿Nunca has asistido a un velorio de un familiar, amigo o conocido al cual el hampa le quitó un ser querido? ¿No has hecho o haces cola para comprar bienes de primera necesidad? ¿Has conseguido un trabajo bien remunerado o pagado de acuerdo a tu preparación? ¿Nunca se te va la luz?... No, pero entonces mucha gente prefiere ir a Perú a raspar el cupo CADIVI y venderlos en el mercado paralelo para sacar una buena tajada de una moneda que no sirve porque a los pocos días vale menos.

No sé ustedes pero siento que entre los vivos, los mafiosos y los resentidos van a destruir el poco país que nos queda… ¿será que son mayoría?

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