La privacidad, ese bien que todos
queremos pero pocos saben practicar. Precisamente no queremos que nadie se meta
en nuestra vida pero la estamos gritando a los cuatro vientos por todas las
redes “sociales”. Antes, si una persona no era tu amigo/amiga era muy difícil
conocerla, siempre había un “halo de misterio” con muchos. No es malo, ahora
uno puede saber en quién puede confiar y en quién no. También nos permite
saber, honestidad de por medio, quién tiene los mismos gustos, criterios,
pensamientos y poder entablar cierto grado de amistad, que es lo que realmente
vale en esta vida.
¿A qué se debe toda ésta
introducción? Pues que, al tener una privacidad limitada, nos hace darnos cuenta
de la gran “fauna” o “tribus” que conforman nuestra sociedad moderna. Sí, ahora
nos podemos fijar que todos caemos dentro de un grupo… como otros tantos
millones de personas que piensan igual que nosotros.
Uno de los grupos que me llama
poderosamente la atención son aquellos que se empeñan en ser “originales”.
Entiendo esa posición cuando eres un adolescente. Es más, todos pasamos por
esa: ¡Yo soy diferente! ¡A mí no me compares porque yo soy único! ¡Yo no
pertenezco a la masa! ¡Yo no sigo modas! ¡Mi moda es única!... y toda esa
cantidad de argumentos que se caen cuando te das cuenta que lo que dice alguien
¡también lo dicen millones! Así es, chico “original”, aunque te duela, eres tan
original como otros cuantos más, y créeme, son muchos. No
entiendo el afán por la "originalidad". Es imposible ser así. Uno es
un conjunto de experiencias y valores ya existentes que tomamos del Universo
que nos rodea. Tomamos, de la Vida, lo que nos conviene y satisface. Lo
que nos llena. Y eso viene de los que nuestros padres, hermanos, abuelos,
familiares, amigos, panas, compañeros, conocidos, e incluso desconocidos (nadie
me diga que es amigo de, por ejemplo, Gaby Espino) han inculcado consciente o
inconscientemente en uno.
Muchos
medios de comunicación, sobre todo la publicidad, han hecho creer que si
compras X producto serás chévere… y entonces salen los millones de chéveres a
comprar. Si nos sigues a la masa eres chévere; si estás en contra del “sistema”,
eres chévere; si eres intelectual, eres chévere; si eres “friki”, eres chévere…
ahora todos quieren tener “Síndrome de Asperger”, ser “bipolares”, ser “emos”,
ser “haters”, ser críticos de cine, fotógrafos, artistas plásticos; como otros
tantos millones… ahora todos son “lectores profundos” que critican al que lee
Coelho pero, como buen “poser” leen Murakami y ¡oh, sorpresa! ¡Murakami es el
Coelho Japonés! Y no me digan que no porque ambos son unos maestros de la
mercadotecnia. Se llama industria editorial porque tiene que producir dinero
¿quedó claro?
Entiendo
que queremos ser interesantes. Somos “animales” vanidosos. Pero no tenemos que
ser falsos, vivir de la apariencia. Tus gustos, elecciones y forma de vivir vienen inculcados por terceros.
Un cuerpo se mantiene en movimiento rectilíneo uniforme o en estado de inercia
a menos que una fuerza exterior haga cambiar su estado; es la Primera Ley de Newton, y así somos. Estamos
influenciados, siempre. Hasta la llamada “musa” no te vendrá si no estás
preparado, es decir, si no has leído mucho. Tengo amigos que son muy buenos
escribiendo pero han leído a los grandes poetas, no es que tienen el “don” de
la palabra escrita, es que se prepararon.
Nada
llega solo. Todos estamos influenciados. Por eso, las personas más destacadas no
son "originales", más bien ellos tienden a ser muy “auténticos”.
La autenticidad en estos tiempos es algo tan raro como una persona sin celular.. Pero muchas personas hacen uso del termino de manera tan incorrecta y sobretodo frecuente, que la linea entre lo autentico y lo original poco a poco se desvanece.. Ah! Y sigue escribiendo, que yo soy de la categoria "lovers" y los blogs estan en mi lista :-D
ResponderBorrarCiertamente, Nino, es una línea delgada entre ambas y, la única forma de reconocerlo, es viviendo y aprendiendo.
BorrarGracias por comentar :)