Vea y observe la imagen que
encabeza esta publicación. Ahora lea y relea. “Ay, qué bonito” dirán algunos. “Así
es como tiene que ser un padre” dirán otros… pues bien, si esa es tu manera de
pensar, déjame decirte que eres un machista troglodita que deberías vivir en
cuevas, cazar y decorar con tus “hazañas” las paredes para que puedan ser
admiradas como arte rupestre en los años venideros.
“Lo que pasa es que tú no eres
padre”, me refutarán algunos. Es cierto, no lo soy, pero soy hijo, hermano, amigo… e incluso pretendiente y, como
tal, también he sido “víctima” de ese tipo de “padres orgullosos”.
El gran problema con esos padres
es que juzgan a todos los hombres desde su condición de bandidos, de ladrones.
Casi siempre, este tipo de padres “mal carados” que se la dan de “arrechos” son
aquellos que jodieron bastante en su juventud, fueron unos pícaros, victimarios
de las hijas de otros padres y ahora, que son padres de niñas, no quieren que
les hagan a sus hijas lo que ellos le hicieron a las hijas de los demás.
Fueron por la vida siendo “los
hombres”, los que se vanaglorian de sus conquistas, los que nunca recibieron un
“no” como respuesta… los “machos alfa”, pues, y ahora tienen miedo porque tienen
una hija.
¿Cuán diferente hubieran sido las
cosas si hubieran respetado? Hoy estarían más tranquilos y jugando con inteligencia
en vez andar de ridículos tratando de meter miedo. En vez de temor, lo que
hacen es lanzar a sus hijas a los brazos de cualquier patán que se les aparezca
en el camino. ¿Por qué en vez de poner malas caras se sientan con el
pretendiente a conocerlo? No digo que vayan a convertirse en grandes amigos,
total, no va a ser el primero ni el último que aparecerá por su casa ya que,
por si no se quieren dar cuenta, sus hijas son seres que tienen inteligencia,
lo que las convierte en personas capaces de elegir. ¿Se van a equivocar? ¡Claro!
De eso se trata la vida o ¿es que nunca cometiste un error a lo largo de ella?
Ya dejen el machismo. Ustedes no
van a estar allí todo el tiempo cuidándolas de esos “bandidos” (que te
recuerdan lo que hiciste en tus años mozos). Más bien preocúpense por guiar y
enseñar valores: Las reglas no las pones tú, las reglas no las pongo yo, las
reglas las pone ella… es su cuerpo, son sus reglas… ¡así de sencillo! Su labor
como padres es estar para consolar y apoyar, no para llenarlas de prejuicios y
falsos valores que no contribuirán con su desarrollo y libertad como mujer. No
menosprecies su inteligencia, ellas los son… más de lo que te imaginas.
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