El Halloween, o en su versión de la expresión escocesa “All Hallows’ Eve”, que en muy criollito
y CRISTIANO significa: Víspera de Todos
los Santos, es una fiesta internacional, principalmente celebrada en los
países anglosajones, que está basada en un ritual de origen celta y celebra el
fin de la cosecha y la llegada de Samhain
o “Año Nuevo Celta”. Comienza el 31
de Octubre y termina el 1 de Noviembre y daba comienzo a la “Estación Oscura”. Es tanto una fiesta
de transición, de un año a otro, como de apertura al “otro mundo”. Samhain es la palabra gaélica para “Fin del Verano”.
Los antiguos Celtas creían que la
línea que uno éste “Mundo” (el de
los vivos) con el “Otro Mundo” (el
de los espíritus) se estrechaba con la llegada de Samhain, permitiendo a los espíritus (buenos y malos por igual) ir
de un mundo a otro con facilidad. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados
mientras que los espíritus dañinos eran alejados. El uso de máscaras y trajes
se hacía para despistar y ahuyentar a los espíritus malignos. En Escocia los
espíritus fueron sustituidos por jóvenes vestidos de blanco con la cara pintada
de negro o máscaras.
El Imperio Romano, como buen “adaptador
de cultura” que era, asimiló la festividad mientras ocupaba territorios Celtas.
A finales de Octubre y principios de Noviembre los Romanos celebraban la Fiesta de la Cosecha en honor a la diosa
de los árboles frutales, Pomona, y
así aprovecharon de combinar las dos. Las manzanas eran muy populares y pasaron
a formar parte de la celebración.
Cuando la religión Cristiana pasó
de perseguida a perseguidora quiso eliminar todo rastro de celebración “pagana”. Los papas Gregorio III (731 –
741 Año del Señor) y Gregorio IV (827 – 844 Año del Señor) intentaron
suplantarla por la festividad Cristiana de El
Día de Todos los Santos, el cual fue mudado del 13 de Mayo al 1 de
Noviembre.
En 1840 la festividad llega a los
Estado Unidos y a Canadá, donde queda totalmente arraigada. Los inmigrantes
irlandeses transmitieron versiones de la celebración durante la “Gran Hambruna Irlandesa”. Ellos fueron
los que instauraron la costumbre de tallar los “Jack O’Lantern” en las calabazas gigantes (auyamas) inspirados en
la leyenda de Jack, El Tacaño.
La leyenda de Jack es, más o menos, la siguiente:
Existía un tipo bien pillo conocido como Jack,
El Tacaño. Al diablo le llegó el rumor en el infierno, que existía en la
tierra un alma tan negra que éste, lleno de curiosidad, subió a la tierra para
comprobar tal rumor. Disfrazado como ser humano, llegó hasta el pueblo donde Jack vivía y se puso a beber con él en
un bar, comprobando que sí, el rumor era muy cierto. Cuando Lou (Lucifer) se mostró ante él como tal y le dijo que se lo iba a
llevar al infierno para hacerlo pagar pos sus pecados, Jack le dijo que bebieran una ronda más. Al solicitar la cuenta,
ninguno de los dos tenía dinero. Jack
le retó a Lucifer convertirse en moneda,
para demostrar su poder y éste lo hizo. Jack
agarró la moneda y, en vez de pagar, la metió en su bolsillo, donde tenía un
crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí, el diablo ordenó a Jack que lo dejara libre, a lo que éste
le respondió que lo dejaría libre, siempre y cuando, regresara al infierno y no
lo molestara durante un año. El diablo aceptó.
Al año siguiente, el diablo
regresó a cobrar y Jack, como último
deseo, pidió a éste que subiera a un árbol y le bajara una manzana para tener
algo qué comer antes de su viaje al castigo eterno. Éste accedió y cuando subió,
Jack talló una cruz en el tronco de
árbol para que no pudiera escapar. Ésta vez pidió no ser molestado por 10 años
además de que exigió a Lucifer no
reclamar su alma nunca más. Satán accedió y Jack se vio libre de amenazas.
En el período de esos 10 años, Jack murió, pero su destino no fue el
mejor. San Pedro lo detuvo en las
puertas del Cielo y prohibió su entrada ya que su vida estaba llena de pecados.
Bajó al infierno y, debido al pacto, Satán
no lo aceptó en el inframundo. Éste último, despechado, lo expulsó de allí y le
arrojó fuego. Jack atrapó el fuego
con un nabo hueco y le agradeció, mientras reía burlonamente, la linterna
improvisada que se ganó. Así Jack
estuvo condenado a vagar por los caminos entre los Reinos del Cielo y del
Infierno, sin más luz que esa linterna. De allí fue conocido como Jack, El de la Linterna o, Jack O’Lantern.
Así que bájenle a la cosa, Halloween no tiene nada que ver con el Satanismo, ya que éste se inventó en la
Edad Media. Entiendo que no lo quieran celebrar por nacionalismo (Venecocentrismo) pero no caigan
en repetir por repetir sin saber. Los libros no comen. Gracias.